Los mejores zapatos para tu salud

Mejores zapatos para tu salud

El calzado que usamos a diario no sólo define nuestra manera de vestir, sino también nuestra salud. Cuando nos embarcamos rumbo al trabajo a bordo de unos tacones elevados, o mientras nos ocupamos de las labores hogareñas en unos aparentemente cómodos flats, nuestros pies están sufriendo amargamente algunas molestias que pueden desencadenar no pocos padecimientos. ¿Cómo elegir entonces? ¿Cuáles son los pros y los contras de los calzados más comunes? Aquí te lo decimos.

Botas con tacón: en busca del equilibrio

Si elegimos unas botas con tacón cuyo soporte en la zona de los tobillos no es el más indicado, no tardará mucho tiempo para que nuestros pies se resientan y muestren síntomas de dolor y lesiones. Para evitar este escenario, nada mejor que elegir aquellos modelos cuyo tacón no sobrepase los cinco centímetros de altura. De esta manera, no tendremos que renunciar a la elegancia que nos aporta este tipo de calzado, y al mismo tiempo, gozaremos de una buena salud.

¿Y si son a la altura de la rodilla?

Las botas que se alzan hasta nuestras rodillas son evidentemente más cómodas y efectivas, teniendo en cuenta que la caña brinda un sustento ideal para nuestras piernas, lo que se traduce como un mayor balance. No obstante, es necesario destacar que, en muchas ocasiones, este calzado aporta una presión adversa a la planta de nuestros pies.

Cuñas, mejores zapatos para tu salud

Fuente imagen: Ulanka.com

Cuñas: un tipo de zapato atemporal

Las cuñas de toda la vida son un recurso muy útil cuando buscamos más soporte. La clave para este tipo de calzado reside en elegir la cuña que más se adapta a nuestros pies, siempre velando por la comodidad a la hora de caminar. Aunque aportan algo de presión, es necesario destacar que se trata de un calzado capaz de reducir el impacto del suelo, especialmente en la parte frontal del pie.

Cuidado con los stilettos

Los tacones de aguja tienen un punto negativo para nuestra salud. Al optar por un tacón demasiado alto, nuestros pies sostienen el peso del cuerpo enteramente en la punta, por lo que el balance se resiente y los problemas de espalda se hacen muy comunes cuando abusamos de este tipo de calzado. Las rodillas, las piernas y las caderas también son víctimas de los stilettos, por lo que debemos moderar su uso en pos de nuestra salud.

Flip-flops

Se trata de un calzado muy habitual en los meses estivales, pero a pesar de la comodidad que nos brindan, no siempre las sandalias nos permiten contar con el soporte necesario para que nuestros pies sostengan adecuadamente el peso del cuerpo. Además, y si se trata de modelos abiertos y planos, los pies se encontrarán expuestos con el exterior, por no mencionar que las típicas tiras entre los dedos suponen una carga extra para los músculos del pie.

Zapatillas Keds

En la década del 2000, los Converse se coronaron como los zapatos más usados, y es que, estándares de la moda aparte, estos tenis poseen una suela gruesa que es capaz de reducir el impacto que reciben nuestros pies al caminar, además de que su flexibilidad nos provee de un gran aliado cuando sufrimos de molestias musculares, rozaduras o ampollas.

Botas de agua

Su nombre nos indica claramente que se trata de un calzado cerrado y poco flexible. Al ser fabricadas en goma o cuero, las botas de lluvia son un enemigo acérrimo de la transpiración, y por ello se encuentran asociadas a muchos padecimientos de hongos y ampollas. Para evitar roces de tu pantorrilla, mal olor, e incluso fatiga al caminar, nuestra recomendación es que optes por otro calzado más cómodo y saludable (fuente).

Flats

Si unos tacones altos rivalizan con nuestra salud, un calzado demasiado plano también es una elección desacertada. Dicho de otro modo, los flats no garantizan un soporte adecuado para los arcos del pie, por lo que imprimen a los músculos una carga excesiva, y para mal de males, tampoco absorben el impacto. Mejor no abusar.

Zapatillas de running

Si se les llama zapatillas de running, es porque su uso está reservado para correr, no para andar todo el día con ellas. Aunque son cómodas, el problema está precisamente en el soporte. Demasiado sustento para nuestros pies podría terminar desencadenando algunas molestias innecesarias.